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La prensa corporativa colombiana y los columnistas de la ultraderecha están sugiriendo contradicciones e incoherencias en las propuestas del presidente Gustavo Petro para impulsar la transición política hacia la paz, la democracia y la justicia social como principal objetivo del actual gobierno de izquierda. Como siempre, hacen cuentas alegres y se alimentan en su propio caldo de mentiras.

Transición que ha sido bloqueada y saboteada por el poderoso bloque de la ultraderecha con planes golpistas, con guerra jurídica y campañas sucias en los medios de comunicación y redes sociales, desatando una intensa disputa política, inevitable en proceso de cambio profundos y prolongados en que se pretende la reforma y transformación del régimen y la hegemonía neoliberal.

 

Que la derecha se vaya contra el gobierno del cambio es apenas de esperar, pero que también se haga desde la izquierda, es algo que debe llamar a reflexiones. Algunas discrepancias se manifiestan, por ejemplo, en que ya se cita a dos asambleas populares, una que denominan pro gobierno y otra independiente.

Ahí van naciendo las divergencias que conducen a divisiones; fraccionamientos que son aprovechados por la derecha para profundizarlos, así sea presentados como supuestas profundas distancias ideológicas y revestidos de organizaciones de izquierda, lo que enreda y hace difícil las diferenciaciones para saber si son amigos o enemigos. En las guerras se ha visto que muchas organizaciones son impulsadas por la derecha bajo banderas populares, que a la postre resultan falsas.

 

«Han abandonado la táctica del miedo y terror empleada durante la campaña presidencial, optando en su lugar por generar una opinión negativa sobre las acciones del presidente y fomentar el rechazo a las reformas que los partidos de oposición sistemáticamente bloquean en el Congreso. Están allanando el camino para recuperar la presidencia en 2026 y restaurar su modelo de gestión de privilegios y subordinación de lo público a favor de intereses privados (...) ¡La guerra sucia se intensificará!».

Leyendo el editorial del periódico El Colombiano, «El libreto de Petro», se confirma una vez más la estrategia que siguen los medios corporativos opositores en la campaña de desprestigio del presidente. Sin descanso, sin tregua, se ataca, y se ataca y ataca. En esta pieza retórica de oposición, se acusa al presidente de populista, creador de rencores y enemigos, sembrador de odio, incoherente, polarizador, que divide «al mundo entre buenos y malos para poder encarnar el papel del supuesto salvador».

 

Muy acertado el llamado del presidente Petro para que las partes lleguen a un acuerdo de paz en Ucrania. Ese conflicto afecta a todo el planeta en el que, cada día se hace más evidente el concepto de aldea global. A medida que se escale esta guerra, son más reales los riesgos para todo el mundo.

La posibilidad de que se desencadene una guerra nuclear es una amenaza constante, que obviamente traería consecuencias para todos los pobladores del planeta. En caso de que esto suceda, las nubes radiactivas quedarían a merced de los vientos, con rumbo incierto, más allá de las zonas directamente impactadas.

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No se detiene la guerra en el departamento sur occidental del Cauca. Guerra en la que se ven afectados los grupos más vulnerables de los 42 municipios, los 24 territorios indígenas (nasas, misak), los 5 consejos comunitarios y las 7 subregiones de dicho territorio, pero especialmente el Cañón del Micay, el norte y la zona del sur del Valle del Cauca, con el municipio de Jamundí como epicentro de las acciones bélicas de los grupos rebeldes de las Farc ep que están organizados en varias columnas como la Dagoberto Ramos, la Ismael Ruiz, la Jonier España, la Carlos Patiño, la Rafael Aguilera, la Franco Benavides, la Urias Rondon y la Adán Izquierdo con extensiones hacia los departamentos del Huila y Tolima. A los que le hacen frente más de 10 mil unidades militares y policiales de las Fuerzas Armadas oficialistas.