
Guiado por el olor del dinero, el capital busca, por instinto, los sitios en donde pueda incrementar sus ganancias, aunque en su ceguera socave sus propios fundamentos tradicionales. Fue así como en busca de mejores condiciones para sus intereses económicos, los inversionistas norteamericanos trasladaron las empresas al oriente asiático. Esta lógica del desarrollo provocó un decaimiento industrial al interior de Estados Unidos.
El propósito de “hacer grande a américa de nuevo”- lema del último gobierno republicano- fue arrasado por el poder de los grandes capitales trasnacionales, radicados con mayor fortaleza en China. Ni las continuas amenazas arancelarias surtieron efecto.
Quedan a la vista del mundo, las contradicciones entre el capital continental y el gran capital globalizado. Sin perder su esencia imperialista los dos. La hegemonía nacional, racista -dominación de los blancos, anglosajones y protestantes- enfrentada a la supremacía del máximo valor. Así como han arrasado naciones, las más poderosas burguesías, están prestas a aplastar el orgullo nacionalista, argumento con el que enredan a sus propios ciudadanos. Todo sucumbe bajo la voracidad de la ganancia.
El oprobioso y falaz neoliberalismo, destruyó hacia el exterior y también al interior de las metrópolis. Al igual que para los pueblos del mundo, para el pueblo estadounidense la salud y la educación, no son derechos sino mercancías de costo inalcanzable, bajo el control de los intereses privados.
El imperialismo, expresión del capitalismo siempre en expansión, es comparable a un plástico que, de tanto estirarse sin límites, llega el momento en que se revienta; así sucede porque los mercados no son infinitos. Entonces, tiene que reinventarse permanentemente.
Atrás quedaron los discursos de defensa de la patria imperial, sobre los que se soportaba el crecimiento militar y el sacrificio de los ciudadanos, especialmente la vida de los jóvenes. Desde tiempos atrás, la retahíla se cambió por la cantaleta del pueblo elegido, llamado a llevar “el orden y la democracia” a todos los lugares del mundo, ropaje que cubre la expansión del capital, intereses de unos cuantos magnates, no más que individuos de avaricia sin fondo.
Folclóricos personajes invaden la sede de gobierno, guiados por supersticiosas pretensiones de salvar a su país y el mundo, de las pretensiones de oscuros intereses degenerados y diabólicos. Al igual que con la caída del feudalismo, cuando los monarcas decían que sin ellos la vida se acababa, los seguidores de la supremacía racista del destino manifiesto, ven quemar sus cartas con dolor, ante el fuego del capital, como parte de los derrotados y excluidos de la historia. Siempre será doloroso abrir los ojos a la cruda realidad. Atrás van quedando las viejas ilusiones, reveladas ahora como engañosas. Es el precio de lo vano. El mundo del capital es para los elegidos, para los jugadores fuertes.
Las discrepancias internas, evidenciadas con la toma del capitolio por hordas enloquecidas, muestran que las circunstancias son complejas, veloces y no se sabe qué puede pasar; lo peor para un imperio es dividirse internamente; como en las tragedias clásicas, los personajes se enfrentan al dolor, porque saben que no deben hacer algo, pero las condiciones obligan a que se tengan que cumplir.
Nunca se ha conocido que un presidente de estados unidos, haya tenido que hablarle con cuidado a sus militares, pero los distanciamientos colocan esa opción al orden del día; no como en los países neocoloniales, en los cuales, los gobernantes se ven obligados a ser cautos, porque los militares regionales, como apéndices del ejército imperial, están atentos por si se incumplen los mandatos de los amos de la metrópoli.
Ante tanto acontecimiento atropellado, algo que siempre ha sido claro, es que lo pueden esperar del imperialismo, los pueblos del mundo, es despojo, explotación, guerra, represión y humillación. Pero las contradicciones inherentes al capitalismo, lo llevan a su propia destrucción.
Un mundo nuevo se abre a los ojos de los pueblos del mundo, la rueda de la historia marcha a su favor.
Enero 20 de 2021