Aviso

“En todas las universidades hay dos tipos de personajes claramente definidos: los Burócratas y los Académicos. Ya sabemos que en toda organización, definida por unos procesos que conducen a unos productos terminales, la burocracia equivale a los sistemas de ordenamiento

y control del modo en que los contenidos de trabajo fluyen desde su punto de partida hasta su punto de llegada a través de las arterias o trayectorias de proceso. La Aca-demia, en cambio, equivale al contenido sustantivo de lo que fluye por esas arterias y trayectorias. La Academia se dedica, por ejemplo, a investigar sobre un problema, mientras que la Burocracia se dedica a controlar la permisología requerida, los tiempos de ejecución, los trámites para actuar… y aún a designar quiénes deben desempeñar tales o cuales funciones y cargos dentro del sistema de producción”. Los 7 pecados capitales de la investigación universitaria tercermundista. José Padrón Guillén. Caracas, noviembre de 2004. Publicado en Informe de Investigaciones Educativas, Vol. XVIII. Año 2004, pp. 69-80.

 

Para la escritura de este texto, tomo como referente una lúcida charla que hubo en la Universidad en el acogedor espacio donde reciben las clases presenciales los que cursan maestría en Derechos Humanos en nuestra Unaula. Confieso que a mi edad pocas veces me porto tan juicioso en jornadas de más de 4 horas como la de este día, pero estaba también nuestro Rector tal como lo hace en diferentes actividades académicas universitarias, escuchando y tomando atenta nota de todo. Sin lugar a dudas lo que allí sucedió fue de gran importancia para los retos que asume académicamente nuestra Unaula; el tema se centró en lo que ha de ser académicamente una Universidad y la formación que deben tener sus líderes, para que la Institución se encamine por los senderos de la excelencia. La expositora fue una persona profesional y conocedora plena del tema. Me centraré en este caso en los retos, formación intelectual y experiencia académica que debe tener quien asume la Vicerrectoría Académica en una Universidad, tema que fue asumido en esta disertación.

 

El Vicerrector Académico de una Universidad posee visión auténtica de lo que sucede en el mundo del conocimiento en nuestro tiempo, y es el encargado de organizar y dirigir las actividades académicas de la Institución, además de promover las dinámicas de investigación extensión y proyección social. El Vicerrector Académico con su formación intelectual y erudición especializada formula las políticas académicas para la proyección de la Universidad en diferentes escenarios todo coherente con el perfil de la Institución y con las necesidades sociales de la época. Además desde el pleno conocimiento del recurso humano de los docentes de todas las carreras, establece estrategias de mejoramiento académico de estos, en común acuerdo con los Decanos.

 

El Vicerrector Académico tiene la Misión de trabajar mancomunadamente con los Decanos, jefes de Departamento, Consejo Académico y en general con los niveles de pregrado y posgrado en todos aquellos campos que dimensionan la Universidad en su razón de ser. Estos es: la Docencia, la Investigación y la proyección social. También es su responsabilidad formular planificar y evaluar estrategias hacia el desarrollo permanente del conocimiento con un horizonte pleno de búsqueda de la excelencia en cada actividad en la que aparece la impronta de la Institución.

 

La Universidades con visión y misión claras ante la sociedad, eligen las autoridades que rigen sus destinos desde una perspectiva académica, porque la razón de ser de la Universidad es la academia por encima de otros afanes, imaginarios e intereses que se viven en la sociedad. Es indudable que el cargo de Rector es fundamental por ser la máxima autoridad de la institución. Pero, no es menos cierto que, es necesario pensar en quien dirigirá la Vicerrectoría Académica, porque antes que ser un segundo de abordo, es el eje sobre el cual debe girar la vida académica de la institución.

 

El Vicerrector Académico en una Universidad tiene una enorme responsabilidad; la Universidad se frena o se estanca académicamente cuando a estos espacios llegan personas favorecidas política o laboralmente pero con poca trayectoria intelectual. Si el Rector es la máxima autoridad en la Institución, el Vicerrector Académico ha de ser la máxima autoridad académica, con una amplia experiencia y conocimiento de las realidades que se viven en el mundo universitario. La producción intelectual del Vicerrector Académico es la credencial que le permite convocar y estar a la altura de los debates académicos y la auténtica ubicación en el universo cultural en cualquier escenario ya sea nacional o internacional. Lo primero que debe mostrar el vicerrector académico, y todo el equipo directivo que acompaña al Rector, es alta calificación académica, producción intelectual y experiencia en el campo de la docencia y la investigación científica.

 

Pero también debe tener claridad en diversos temas que se mueven al interior de la universidad: relaciones públicas, estructura universitaria, reglamentos y ubicación de la Institución en el medio local y nacional, además de acreditar dominio y conocimiento total del Proyecto Educativo Institucional y demás ejes académicos que guían la Institución. En esencia es un auténtico líder conectado con todo lo que sucede en cada unidad académica de la Universidad.

 

El Vicerrector Académico debe tener una absoluta presencia con el profesorado, los que han de reconocerle como la persona de mayor formación y prestigio intelectual en la Universidad. Un vicerrector que no acredite una mirada multidisciplinar del mundo, que no esté conectado con las realidades académicas e investigativas que suceden a nivel universal, se convierte en figura decorativa y burocrática en una alfombrada oficina. Cuando no se acredita plena autoridad en lo que el Vicerrector Académico dice y hace, la Comunidad Universitaria actúa como juez que señala las falencias. Ocupar un cargo no es lo mismo que merecerlo y con más razón en este caso cuando es la vida académica de la Universidad la que está en juego.

 

El Vicerrector Académico tiene la capacidad de relacionar la academia con el sector productivo, sin que esto lleve a la pérdida de la esencia de lo que es la Universidad; para ello, sabe perfectamente lo que sucede en el entorno universitario motivando acciones de impacto social y académico, desde las fortalezas que se tienen en pregrado, posgrado, y nuevas tecnologías. Es decir, debe servir para la cooperación entre la universidad y las empresas, sin convertir a la universidad en un ente económico que compita con el sector productivo. El Vicerrector Académico es de actitud incluyente dialéctico y con capacidad de autocrítica; es muy grave para una Universidad cuando la Vicerrectoría Académica está “tomada” por grupos de una facultad o por algunas pocas facultades, olvidando así múltiples potencialidades de toda la Institución. O más peligroso aún, cuando desde este espacio se le dedica el mayor interés a los que son de su afecto, o que los considera sus amigos, excluyendo a los que aun teniendo mucho que aportar no se les permite por no estar en grupillos de sus apetencias amistosas.

 

En otras palabras es Vicerrector de todos, no de grupos o maquinarias internas que se mueven. Está atento y abierto al diálogo estimulando siempre las acciones que dan vida intelectual a la universidad, para ello su capacidad incluyente es la que le va a permitir ver lo que académicamente existe en su entorno. Jamás un Vicerrector Académico puede anteponer lo personal. Un vicerrector académico debe tener una visión prospectiva del mundo académico internacional y no sólo de su campo disciplinario. Es decir, saber: ¿Qué es lo que está pasando en las instituciones de educación superior de más prestigio? ¿Cómo está cambiando el mundo del trabajo? ¿De qué forma nuestro entorno local, nacional e internacional está exigiendo respuestas al mundo de la academia?

 

En síntesis, debe tener alta calificación académica, amplia y profunda visión de las diversas funciones de la institución, capacidad para formar equipos, tener precisión sobre las tendencias del mundo académico, laboral y social y fortaleza de espíritu para tomar decisiones y llevarlas a la práctica. La debilidad de criterios de un Vicerrector Académico es debilidad para la institución, porque una Universidad no se respeta solo por su nombre, debe tener además presencia académica e intelectual en el medio. Le queda al Claustro cuando va a elegir altos dignatarios, valorar perfiles y cualidades en los diversos candidatos sin dejarse encasillar en absurdos criterios de solidaridad gremial o profesional.

 

El Vicerrector Académico ha de ser congruente con el cargo que asume. No puede ser un ladrillo más o un patinador de formatos ante el Ministerio. Debe tener bien claro que es su tarea la vinculación académica de la Institución con todos los eventos que en este sentido se dan en la ciudad. Es además importante que conozca y tenga capacidad de información frente a las publicaciones que la Universidad presenta al mundo de los libros y debe saber quiénes son los docentes que escriben en cada una de las Facultades.

 

La vicerrectoría Académica debe ser algo más que un cargo burocrático, mucho más que un espacio de silencios frente a equivocaciones académicas que se dan en diferentes unidades de la Institución; se requiere pulso y tamiz para ser un Vicerrector Académico en una Universidad cuyo proyecto es la academia y la sociedad. No basta con tener el cargo de Vicerrector Académico, también hay que parecerlo.

 

Tenaz tarea debe cumplir la Vicerrectora Académica de Unaula en el tozudo proyecto que se ha emprendido en la búsqueda de la acreditación institucional y de cada uno de sus programas. Es necesario que cada unidad académica trabaje a su lado en apoyo mutuo. Más allá de las oficinas alfombradas es donde están las verdaderas tareas que se deben cumplir.